Thoughtful in The Dark

Forbidden

Ralph Cortes Season 3 Episode 13

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She was there. I was there. There was a mysterious force of attraction that grew, but that was never meant to be. Thoughts became dreams, and dreams desire! But sometimes, things are simply not meant to be.

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Forbidden

I remember those days. They are as alive in my memories as the heart is to my pulse. It’s quite impossible to forget her posture. Always wearing the perfect clothing and blessing the world with her unique smile. Lips that were condensed, but bulky. A perfectly shaped part of her anatomy that could make my heart want to stay with it for an eternity. Her eyes. They radiated the reflection of light upon the most beautiful black background any sight may see! Eyelashes that seem to tickle my soul, and her perfectly straight hair that smelled like love.

I could not stop staring at the gorgeous pigmentation of her skin. It seemed as soft as I could ever imagine, and I can only assume that the rest of her body was as well. She had tiny feet. Perfectly shaped toes with the capacity to seduce on their own and with the intricate power to walk all over my feelings. Her legs; unscarred, smooth, and shaped as if to be capable of hugging like her gorgeous arms. Her hands knew it all. Small, delicate, but with evidence of how precious time had been to them, and graciously they aged.

My heart melted at the sight of her smile. It seemed curious to me that even at a considerable distance, I could feel its warmth. It was as if she had the mystic power to invade my space and to dominate me at her own will. I can still remember the way she smelled. A very subtle cologne, that like her, said a lot with having to say much. Every head turned to see her; every eye gazed upon her presence. Her feminine magnificence ruled the soiled she walked on. And quite impressively, she suddenly became royalty…a queen with her won aura.

I never understood why, but every single time we locked eye-to-eye in the middle of a conversation, I had to look away! I could not bear to face the power of her presence and the dominion she had over my thoughts. I had plenty of them, but she never knew about them. She could only wonder in curiosity where exactly my introversion ended, and where the man that she was slowly waking up began. I wanted her. I wanted to be one with her. And these thoughts were abundantly possessive. I could not gather enough strength to eradicate them from my head. I lacked experience. I had never been in grounds like these before. This was all too new to a heart like mines.

But I pictured her in my arms. Locked with my lips in an eternal embrace. Building a monument of pure passion, and declaring with each orgasmic scream, how much we both belonged to one another. I saw us together riding the nights until sunlight incapable of letting each other go. I saw plenty of images created by the glaring colors of our sweat, which gradually began to embrace us both in a cosmic union pure love an energy. I could hear her! I could hear her voice declaring truce through the momentous wave of passion that overwhelmed her, and with the lack breathing air that suddenly found us.

I felt everything. It seemed so real! But without warning, without any consideration to the delicacy of these images, the sound of the door interrupted my imagination and the alternate universe by which we were both becoming one and a part of, dissipated back to reality. And I heard the gentle voice of a man behind me saying…

No physical impact in this world could ever compare to that of the emotional one. No one can prepare the soul of a man to drastically walk away from such a universe, but I had no choice. Behind me stood the representation of reality itself in the shape of man. But he was no ordinary man, in my realm he signified way more. You see, what you need to understand is that I found myself powerless to free her from my mind. I didn’t want to let her go, but I did not belong there. She did not belong to me. And then, I greeted the man and saw them kiss, while I made sure that my feelings were kept hidden. He was her husband and, and as it pertained myself, her, and everything I had imagined while we spoke before, remain the same. They had all, from the very beginning, been completely and absolutely forbidden.


Prohibido
(Spanish Transcript)

Recuerdo esos días. Están tan vivos en mis recuerdos como el corazón en mi pulso. Es casi imposible olvidar su postura. Siempre vistiendo la ropa perfecta y bendiciendo al mundo con su sonrisa única. Sus labios que estaban condensados, pero voluminosos. Una parte perfectamente formada de su anatomía que podría hacer que mi corazón quisiera quedarse con ella por una eternidad. Sus ojos. ¡Irradiaban el reflejo de la luz sobre el fondo negro más hermoso que cualquier vista pueda ver! Pestañas que parecían hacerme cosquillas en el alma, y ​​su cabello perfectamente lacio que olía a amor.

No podía dejar de mirar la hermosa pigmentación de su piel. Parecía tan suave como jamás podría imaginar, y solo puedo asumir que el resto de su cuerpo también lo era. Tenía los pies diminutos. Dedos de los pies perfectamente formados con la capacidad de seducir por sí mismos y con el intrincado poder de caminar sobre mis sentimientos. Sus piernas; sin cicatrices, suave y con forma como si fuera capaz de abrazar como sus hermosos brazos. Sus manos lo sabían todo. Pequeños, delicados, pero con evidencia de lo precioso que había sido el tiempo para ellos, y envejecieron con gracia.

Mi corazón se derretía al ver su sonrisa. Me pareció curioso que incluso a una distancia considerable, podía sentir su calor. Era como si tuviera el poder místico de invadir mi espacio y dominarme a su voluntad. Todavía puedo recordar la forma en que olía. Una colonia muy sutil, que como ella, decía mucho con tener que hablar. Todas las cabezas se volteaban para verla; todos los ojos contemplaban su presencia. Su magnificencia femenina dominaba la suciedad que pisaba. Y de manera bastante impresionante, de repente se convertía en realeza... una reina con su aura ganada.

Nunca entendí por qué, pero cada vez que nos mirábamos a los ojos en medio de una conversación, ¡tenía que apartar la mirada! No podía soportar enfrentar el poder de su presencia y el dominio que tenía sobre mis pensamientos. Yo tenía un montón de ellos, pero ella nunca lo supo. Solo podía preguntarse con curiosidad dónde terminaba exactamente mi introversión y dónde comenzaba el hombre que ella despertaba lentamente. La quería hacer mía.  Quería ser uno con ella. Y estos pensamientos eran abundantemente posesivos. No pude reunir la fuerza suficiente para erradicarlos de mi cabeza. Me faltaba experiencia. Nunca antes había estado en terrenos como estos. Todo esto era demasiado nuevo para un corazón como el mío.

Pero me la imaginé en mis brazos. Encerrado con mis labios en un abrazo eterno. Construyendo un monumento de pura pasión y declarando con cada grito orgásmico cuánto nos pertenecíamos. Nos vi juntos cabalgando las noches hasta la luz del sol incapaces de dejarnos ir. Vi un montón de imágenes creadas por los colores deslumbrantes de nuestro sudor, que gradualmente comenzaron a abrazarnos a ambos en una unión cósmica de puro amor y energía. ¡Podía oírla! Podía escuchar su voz declarando una tregua a través de la trascendental ola de pasión que la abrumaba, y con la falta de aire respirable que de repente nos encontró.

Sentí todo. ¡Parecía tan real! Pero sin previo aviso, sin tener en cuenta la delicadeza de estas imágenes, el sonido de la puerta interrumpió mi imaginación y el universo alternativo por el cual ambos nos volvíamos uno y parte del cual se disipó de regreso a la realidad. Y escuché la suave voz de un hombre detrás de mí que decía, "buenos días".

Ningún impacto físico en este mundo podría jamás compararse con el emocional. Nadie puede preparar el alma de un hombre para alejarse drásticamente de un universo así, pero no tenía otra opción. Detrás de mí estaba la representación de la realidad misma en forma de hombre. Pero él no era un hombre común, en mi reino significaba mucho más. Verás, lo que necesitas entender es que me encontré impotente para liberarla de mi mente. No quería dejarla ir, pero yo no pertenecía allí. Ella no me pertenecía. Y luego, saludé al hombre y los vi besarse, mientras me aseguraba de que mis sentimientos se mantuvieran ocultos. Él era su esposo y en lo que a mí respecta, a ella y todo lo que había imaginado mientras hablábamos antes, siguen siendo los mismos. Todos ellos, desde el principio, habían sido un tema total y absolutamente prohibido.